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𝕭𝖔𝖑𝖊𝖙𝖎𝖓 𝕯𝖎𝖌𝖎𝖙𝖆𝖑 N°#157
Abril / 20 / 2022
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Alberto Fernández ahora quiere reanudar relaciones plenas con Venezuela
POLÍTICA
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A 100 días de asumir la presidencia pro témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) de manos de México, el mandatario argentino dijo que se propone impulsar el diálogo sobre la situación en Venezuela. “Pensamos que ha llegado el momento de hablar de Venezuela, y como primer paso la Argentina quiere volver a recuperar su vínculo diplomático pleno”, con ese país."
El presidente argentino Alberto Fernández recibió en la Casa Rosada de Buenos Aires a su par ecuatoriano Guillermo Lasso, ante quien señaló que quiere recuperar el “vínculo diplomático pleno” con Venezuela y el gobierno de Nicolás Maduro. El mandatario visitante vio “con buenos ojos” el llamado, pero advirtió que en su país “todavía no están listos” para dar ese paso.
Fernández también abogó por la unidad latinoamericana como una herramienta para salir de la crisis. “Como nos manejamos en América Latina con la pandemia debe servirnos de ejemplo. Divididos todo es más difícil. En América Latina eso pesa más que en ningún otro lado. Estamos en el continente más desigual del mundo. Hubiera sido más fácil si trabajábamos en conjunto para conseguir vacunas”, dijo.
Lasso, más cauto
El neoliberal presidente ecuatoriano Guillermo Lasso destacó que “hemos coincidido en cuanto a que la CELAC puede servir de plataforma para reconstruir esa unidad de América Latina y el Caribe para que sepamos manejar nuestras diferencias en un ambiente de diálogo que propicie hacia la prosperidad de nuestros pueblos”.
“Hemos hablado de democracia y de lo importante que es defender esos principios, aun cuando las consecuencias de esa defensa no nos sean convenientes, y creemos en la independencia de la Justicia también, así como en los derechos humanos de toda la sociedad”, dijo.
Sobre la iniciativa de Fernández sobre Venezuela se limitó a decir que “la vamos a analizar, todavía no estamos listos”. Dentro de la CELAC cada uno de las decisiones deben adoptarse por consenso de los 32 países que la integran.
El presidente de Ecuador se refirió al rol de la justicia y reiteró su apoyo en el reclamo argentino por Malvinas
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PUEBLOS INDÍGENAS LATINOAMERICANOS EN LA MIRA
DEL NARCOTRÁFICO Y LA CONTRAINSURGENCIA
" El crimen organizado presiona a las comunidades para que cultiven amapola y marihuana. La estrategia de “combate contra el narcotráfico” militariza los territorios y despoja a los pueblos indígenas de sus recursos naturales. A los casos de Colombia y México, se suma el tráfico de drogas en Centroamérica y, en las fronteras entre Bolivia, Ecuador y Perú. Las Expediciones Bowman y el mapeo de regiones para los fines estratégicos estadounidenses también demuestran la complicidad de la academia con el neocolonialismo y el despojo. "
Los indígenas de Centroamérica también sufren el narcotráfico. En los poblados mayas de Guatemala, los carteles mexicanos han instalado estructuras delictivas y controlan el transporte hacia América del Norte. En la ciudad hondureña de Puerto Lempira, el narco asedia a los indígenas misquitos. En tanto que en Nicaragua, las redes del tráfico de drogas han penetrado las comunidades misquitas de la Costa Caribe y las urbes multiétnicas de Bilwi y Bluefields. En el Tapón de Darién, como se denomina a la espesa selva ubicada en la frontera entre Panamá y Colombia, el narco despliega una red que se extiende desde Centroamérica hacia el norte.
Por su parte, la Organización de Naciones Unidas expresó su preocupación por la situación de los pueblos indígenas transfronterizos víctimas de la militarización y el tráfico de drogas en las regiones limítrofes entre Bolivia, Ecuador y Perú. En este último país, se denunció que colonos procedentes de la región andina de Ayacucho invadieron territorios indígenas ubicados en la selva central para cultivar hoja de coca: uno de los cultivos que más se ha expandido en la Amazonía de la mano de la deforestación y la violencia.
La territorialidad, los recursos naturales, la integridad física y cultural, y las formas de organización colectiva de los pueblos indígenas latinoamericanos son acosadas permanentemente por las corporaciones del capitalismo neoliberal. Entre ellas, una de las más agresivas y menos mencionadas, es el narcotráfico que penetra día a día en los territorios indígenas, el bosque, el monte y la selva. Al mismo tiempo que los narcos fuerzan a los pueblos a cultivar amapola y marihuana, los jóvenes indígenas son reclutados como mano de obra por los cárteles de droga.
El desempleo generalizado en el mundo rural y la debacle de la producción agropecuaria provocada por los tratados de libre comercio, que benefician a Estados Unidos y condenan a la miseria y al éxodo a los campesinos, son razones para que muchas comunidades sean penetradas por el crimen organizado. Mientras el tráfico de drogas se expande, la estrategia del “combate contra el narcotráfico” ha servido de pretexto para que avance la militarización y la violación de derechos humanos en los territorios indígenas. A esto se suman las tareas contrainsurgentes de las fuerzas armadas hacia grupos paramilitares y guerrilleros.
El narcotráfico en América Latina
Colombia es el caso más claro de cómo los indígenas se encuentran entre el fuego cruzado de militares, narco-paramilitares y guerrilleros. En el norte del Cauca, el pueblo Nasa se vio forzada a poner en práctica una ordenanza para que su guardia indígena, armada solo con sus bastones con colores vivos, expulsara a los narcotraficantes de su territorio. Allí operaban las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y los nasa también debieron negociar el cese del reclutamiento de jóvenes. En otros territorios, el enfrentamiento entre el ejército colombiano y los paramilitares generó el desplazamiento forzado de miles de indígenas que decidieron huir de la violencia.
En México, el narcotráfico opera en territorios indígenas ubicados en Michoacán, Jalisco, Sonora, Guerrero, Durango, Chihuahua, Oaxaca, Chiapas y Veracruz. En las cárceles se registran centenares de presos indígenas acusados por delitos contra la salud al mismo tiempo que existe una especial preocupación por los crecientes índices de drogadicción, como sucede en la comunidad Raramuris de Chihuahua. Se calcula que alrededor de 50.000 indígenas han sido víctimas de las redes del narco en al menos 60 comunidades del país. Así, la lucha contra el narcotráfico criminaliza a los pueblos indígenas y encubre las violaciones a los derechos humanos cometidas por militares, policías y el sistema judicial.
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“ Gabriel García Márquez afirmó alguna vez que el periodismo es el mejor oficio del mundo. Y la afirmación rebasa el realismo mágico con que el autor de Cien años de Soledad describió la realidad de nuestra región latinoamericana. El periodismo también ha tenido su propia centuria en solitario de retroceso a nivel mundial, cuando las crisis, los conflictos bélicos, la inseguridad de los periodistas y la censura amenazan la información independiente y de calidad. ."
En la escuela de periodismo de antaño se nos pedía recortar páginas de periódicos y medir en ellas los centímetro-columnas de contenido editorial o publicitario. Un personaje inolvidable era el profesor de Análisis de Contenido, convencido de que con aquellas técnicas accedíamos a la verdad de la prensa impresa. En ese siglo de soledad del periodismo las cosas han venido cambiando y las ventas de los periódicos caen estrepitosamente, los lectores ya no se cuentan sino por los “clics” que dan en apresurada lectura a las publicaciones digitales. Si bien la prensa impresa en papel no ha muerto, los soportes tecnológicos virtuales marcan el ritmo de su agonía con una avalancha de información que les permite a las grandes empresas montadas sobre el Internet convertirse en actores informativos preponderantes. Estadísticas señalan que en el último lustro los usuarios de plataformas sociales se duplicaron en el mundo: de 2.300 millones aumentaron a 4.200 en 2021, según reporta la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Si bien, este crecimiento cuantitativo facilita un mayor acceso a contenidos y fuentes, no se corresponde en verdad con un valor informativo de mejor calidad.
Vivimos la era de los Fake news de los monopolios, en la que de manera masiva la información errónea y la desinformación se han convertido en el pan de cada día y en una amenaza para la información objetiva, coherente, profesional, de fuentes fidedignas y comprometida con la verdad. Las empresas de Internet son vectores multiplicadores de esta tendencia que marca una tendenciosa mediocridad informativa. Lo confirma un estudio que surge en las fauces del imperio de la desinformación, el Instituto de Tecnología de Massachussets que señala en un análisis de contenido de Twitter que demuestra que las falsedades en esta red “se difundían de manera considerablemente más extensa, más rápida y más amplia que la verdad”. Otro vocero imperial, Gallup International, realizó en 2020 una encuesta en 142 países que demostró que “al 57% de los usuarios de Internet le preocupaba recibir información falsa”. Se trata de un panorama en el cual los ingresos publicitarios esenciales para la sobrevivencia del sector, se han desplazado con gran velocidad de los medios de comunicación a las empresas de Internet.
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Guerra de información desde la prehistoria hasta Ucrania
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la guerra de información es guerra. Guerra por otros medios, pero guerra al fin y al cabo. El objeto es ganar. Para derrotar a tu oponente. La guerra de la información, como se le llama ahora pero antes se conocía como propaganda, ha existido durante en forma rudimentaria desde el comienzo de la humanidad, evolucionando milenios en gran parte por el avance de la tecnología, los sistemas políticos y la educación de las poblaciones.
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"La guerra de Ucrania está plagada de guerra de información de ambos lados, alcanzando una ubicuidad y sofisticación quizás nunca antes vistas. Una vez más, la tecnología juega un papel protagonista. Más allá de la poderosa herramienta de la televisión en la guerra de la información, Internet y, en particular, las redes sociales, han cambiado las reglas del juego, aunque los periódicos y la televisión siguen desempeñando su papel."
En la prehistoria, podemos ver una especie de guerra de información en la cultura de la guerra, enviando un mensaje tanto al grupo doméstico como al enemigo. Esto tomó la forma de tocar tambores , por ejemplo, que permanece con nosotros hoy en la expresión de “tocar los tambores de guerra”. Pero también en la danza, el canto y la decoración del guerrero. Todo esto preparó a la gente para la guerra y tenía la intención de infundir miedo al enemigo.
Con el asentamiento en las ciudades y el desarrollo de la escritura, el comienzo de la llamada civilización, se utilizaron nuevas tecnologías en lo que hoy llamamos guerra de la información. La arquitectura jugó un papel importante para inspirar tanto a los súbditos del gobernante como en sus enemigos. Los leones en las puertas de Babilonia, las pirámides de Zoser y Giza y los arcos triunfales de Roma enviaron mensajes de grandeza y poder a amigos y enemigos por igual.
Durante las cruzadas medievales europeas contra el Islam, la ideología y la iconografía cristianas, así como la propaganda antimusulmana predicada desde el púlpito, desempeñaron un papel importante en la movilización de las masas para apoyar las guerras de conquista en lo que más tarde se llamaría Oriente Medio.
La imprenta y la guerra de la informacion
La guerra de información moderna en Europa comenzó con el desarrollo de la imprenta y el aumento de la alfabetización. Los gobernantes ya no tienen que depender únicamente de las artes visuales o los discursos públicos para preparar a las poblaciones para la guerra y enviar mensajes al enemigo. Pronto tendrán folletos y luego diarios para dar forma a la información en tiempos de guerra.
Esto todavía es posible gracias a la cercanía de los propietarios de los periódicos con los círculos gobernantes con los que comparten intereses comunes, comerciales o políticos. Central a la historia de la guerra y la información desde el siglo 19 hasta hoy es cómo los gobiernos han utilizado la prensa supuestamente independiente para llevar a cabo una guerra de información contra enemigos extranjeros y poblaciones reticentes en casa.
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La OTAN impulsa la continuidad de la guerra hasta sacrificar al último ucraniano
"La hiperactividad de la Alianza Atlántica es el resultado de los límites estratégicos impuestos por Vladimir Putin luego de la incorporación progresiva de países a la Alianza, desde la década del ’90 hasta la actualidad. Nunca en la historia –ni siquiera en la crisis de los misiles en 1961– un país impuso un límite riguroso a la OTAN. Esa demarcación estricta –sostenida por el potencial nuclear ruso– supone una derrota indisimulable para la Unión Europea y para los Estados Unidos."
La Organización de Atlántico Norte (OTAN) coordina, desde sus oficinas en Mons, en las cercanías de Bruselas, un programa dedicado a enfrentar a la Federación Rusa a través de la implementación de tres tareas convergentes: la aplicación de sanciones económicas (directas e indirectas), la introducción de material bélico dentro de Ucrania y la generación de un programa comunicacional y digital.
Para las tres operaciones, la Alianza cuenta con la colaboración forzosa de grandes empresas trasnacionales alineadas a la lógica bélica. En la guerra parece no haber libertad de mercado ni exigencias de reducción del tamaño de los Estados.
Las operaciones de análisis, control y difusión de contenidos son ejecutadas por la Agencia de Información y Comunicación (NCIA, por su sigla en inglés) de la que depende un Centro Técnico de Inteligencia (NCIRC) donde se planifican las actividades específicas de ciberguerra, que incluyen la Big Data, la inteligencia artificial y el vínculo con las grandes plataformas trasnacionales privadas del GAFAM, iniciales de Google, Amazon, Facebook, Apple y Microsoft.
La agenda de la NCIA muestra de forma explícita su programa de censura y promoción. Por un lado, se encuentra abocada a reducir, tergiversar, eliminar y/o censurar los registros de determinados acontecimientos del pasado y del presente, tanto rusos como ucranianos. Por el otro, se busca instituir y otorgarles preeminencia a sucesos aptos para el consumo y la digestión comunicacional de aquello que se denomina el “occidente civilizado”.
Los contenidos censurados o eliminados de plataformas, portales y redes sociales, inducidos por la NCIA, incluyen la limpieza étnica ejecutada en el Donbás por parte de las fuerzas armadas ucranianas entre 2014 y 2021. Dicho genocidio –que tuvo como víctimas prioritarias a los ruso-hablantes– dejó como resultado alrededor de 15.000 víctimas, entre ellos más de 200 niños, niñas y adolescentes.
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Somos palestinos y no vamos a abandonar nuestra tierra
" Salah Hamouri pasó más de diez años como preso político en cárceles israelíes. En esta nota exclusiva para Jacobin nos cuenta cómo Israel intenta invisibilizar a Palestina y por qué los palestinos se niegan a ceder.."
Salah Hamouri es abogado de origen franco-palestino, investigador y expreso político de Jerusalén. Sus repetidas detenciones por parte de Israel motivaron importantes polémicas en la Francia natal de su madre, y la sociedad civil se movilizó por su liberación. En este artículo nos cuenta de primera mano su lucha, la batalla por Jerusalén y su experiencia en la disputa por la justicia palestina.
Forzados a abandonar nuestros hogares
El acoso que sufro es solo una parte de un esfuerzo concertado mucho más amplio y creciente para debilitar y desactivar la resistencia de la sociedad civil palestina. El año pasado, Israel clasificó como terroristas a algunos de los grupos de derechos humanos más conocidos de Palestina, entre las que está, Addameer, la organización de derechos de los presos para la que trabajo. El Estado israelí practica redadas rutinarias en nuestras oficinas, confisca nuestros equipos, detiene a nuestro personal y presiona a los donantes para que dejen de apoyarnos. A finales del año pasado, descubrí que habían intervenido mi teléfono con un programa espía Pegasus y que Israel vigilaba permanentemente mis datos y los de otros cinco miembros de la ONG.
Estas actividades apuntan a un único objetivo: obligarme a abandonar Palestina. Desde su creación el movimiento sionista intenta expulsar de nuestra tierra a todos los palestinos que pueda. Los libros de historia atestiguan los animados debates de las conferencias sionistas sobre los mejores métodos para fomentar la salida de los palestinos. En la Nakba palestina de 1948, los argumentos a favor de la «expulsión forzosa» triunfaron decisivamente y el Estado de Israel forzó a más de 750 000 palestinas y palestinos a abandonar sus hogares.
Desde entonces, Israel desarrolla métodos cada vez más intrincados para expulsarnos. Es evidente en mi ciudad natal, Jerusalén, que hoy está en la mira de los planificadores urbanos israelíes que pretenden transformar a las palestinas y los palestinos en una minoría aislada sin derechos ni presencia. La expulsión de las familias palestinas de Sheikh Jarrah —simbolizada brutalmente por la demolición de la casa de la familia Salhiya a las 5 de la mañana del día más frío del año— es el incidente más conocido de limpieza étnica, pero convive con iniciativas similares en toda la ciudad.
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Dick Richard Sellán Bajaña @sociolaboral
Periodismo Colaborativo y Crítico de Fuentes Alternativas a la Desinformación Mediática
Guayaquil - Ecuador - América del Sur
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