Marco Polo describe un puente, piedra por piedra.
-¿Pero cuál es la piedra que sostiene el puente? -pregunta Kublai Kan.
-El puente no está sostenido por esta piedra o por aquella -responde Marco-, sino por la línea del arco que ellas forman.
Kublai permanece silencioso, reflexionando. Después añade:
-¿Por qué me hablas de las piedras? Lo único que me importa es el arco.
Polo responde:
-Sin piedras no hay arco.
Fragmento de Las ciudades invisibles de Italo Calvino.
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La estructura de una novela es como el arco de un puente: toda la fuerza está ahí y sin embargo no existiría sin cada una de las cosas que se narran.
Siguiendo un poco más con la metáfora, es un puente que no sabemos a dónde nos lleva hasta que lo atravesamos. Recién entonces podemos verlo.
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Antes de seguir quería decirles algo.
No hace falta que lean el libro al ritmo de los mails. Léanlo en el ritmo que la lectura se los demande. No se refrenen para ir a la par del club. Si lo leyeron de un tirón, está fenómeno. En todo caso los domingos serán una forma de revisitar esa lectura.
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Hace unos días en las redes sociales de Carbono pusimos unos posts para que dejaran sus comentarios con lo que les venía pasando con la novela.
Les dejo acá algunas de las cosas que compartieron:
-Que es crudo, hermoso, poético.
-La construcción del espacio: de adentro hacia afuera.
-Simple y profundo a la vez.
-Cercanía con lo que se cuenta.
-No poder soltarlo.
-El impacto de la voz narrativa.
-Lectura fluida.
-Novela de iniciación.
-Ambigüedad moral de los personajes.
-Dificultad de determinar la edad de la protagonista.
-El amor entre los hermanos.
-Que describe con pequeñas cosas la carencia y el desamparo.
-Impacto de la narración de los sueños.
Uno de los comentarios más recurrentes fue sobre el ritmo de la novela. Lo difícil que es soltarla. Este ritmo en Cometierra se lo da la voz narradora, por supuesto, pero también el cómo está estructurada.
En el último mail seguramente les comparta un esquema que me armé cuando la releí.
Hay algo en cómo se van sucediendo los casos, en la alternancia de los sueños, en los vínculos que se van formando, que hace que el arco sea preciso y certero.
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Les dije que lean sin tener en cuenta los mails. Bueno, ahora voy a contradecirme.
En el próximo mail me gustaría hablar de una escena en particular, así que estaría bueno si para el próximo domingo leen hasta la página 130 por lo menos.
Por supuesto no se preocupen si no llegan. Pondré una marca o algo que les permita saltearse esa parte del mail.
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La semana pasada les comentaba que soy de esos lectores que prefieren leer ingenuamente. Metiéndose al texto y dejándose llevar. Pero que también me gusta pensar qué cosas hacen que funcione.
Cómo el autor o la autora logra ese maravilloso engaño que es la literatura.
La empatía es fundamental en un libro para que se dé ese engaño. La sensación que sin nuestros ojos recorriendo las palabras ese mundo no existiría.
Que nos pertenece, no porque lo hayamos creado, sino porque está dentro nuestro.
Pensaba entonces cómo logran eso. Y se me ocurría tratar de ver
qué cosas siente la protagonista y qué cosas están contadas para que las sienta la persona que lee.
Por ejemplo: todo lo que tenga que ver con la tierra, pisarla, llevársela a la boca, tragarla, el asco, la necesidad, está descripto como sensaciones que tiene la protagonista. El desamparo, el hambre, el abandono, la violencia, la crueldad, se sienten en la piel del que lee.
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Dejé para el final del mail algo que me tiene muy entusiasmado, que haremos siempre que sea posible: darles el espacio para que le hagan preguntas al autor o autora del libro que estemos leyendo.
Pueden hacer todas las preguntas que quieran, haciendo clic en el botón que les dejo acá abajo.
Entre todas las preguntas que envíen vamos a seleccionar tres. Las respuestas las compartiré en el último mail del mes.