Elvio E. Gandolfo es uno de los grandes narradores argentinos de su generación, cuya cumbre de producción se dio en el siglo XX. Periodista, traductor, editor, nació en San Rafael, Mendoza, pero se crio en Rosario y desde su juventud y durante gran parte de su carrera dividió sus actividades entre Rosario, Montevideo y Buenos Aires. Cuentista, poeta, novelista, algunos de sus textos permanecerán para siempre en la memoria de lectores de muchas generaciones. En mi caso, leí las novelas breves que condensa este volumen hace casi treinta años y ahora, gracias a la edición de Caballo negro, las volví a leer y ahí estaban, con toda su potencia y su frescura. Vamos a ver cómo salió esta relectura.
El volumen, con una tapa bellamente ilustrada por una obra de Orlando Belloni, empieza con “La reina de las nieves”, texto fechado en 1977. El comienzo del relato narra la llegada de un tren de pasajeros, en la noche, a una ciudad, que es Rosario aunque nunca la nombra. En primera persona, el narrador, un hombre jubilado de sesenta y cinco años, tiene que hacer una diligencia por pedido de su ex patrón. El narrador vivió en la ciudad veinte años atrás y tiene que encontrar a Paula, la hija del patrón, “Porque comprenderá que con la nueva situación no podemos quedarnos en el país, y quisiera que ella viniera con nosotros, o al menos verla antes de partir.”
La ciudad es neblinosa, hace mucho frío, incluso nieva, y eso es extraordinario en el relato y en la historia de la ciudad, y al narrador le pesa el encargo, no llega a saber por qué lo aceptó. El ambiente es opresivo y refleja fielmente el clima que se vivía cuando gobernaban los militares. En el tren, antes de bajarse, ayuda a una mujer joven, hermosa, que tiene un bebé de meses en los brazos. El encuentro con esta misteriosa joven se repetirá casualmente varias veces en la novela. Se hospeda en un hotel y se reencuentra con un viejo conocido, que al principio lo molesta con su vivacidad y su espíritu hiperactivo, pero que después casi que lo obliga a hospedarse en su casa. El narrador es lector de novelas policiales y en la casa de su viejo conocido se encuentra con ejemplar de Los adioses, de Juan Carlos Onetti. La tapa le parece fea y la historia no lo convence, pero lentamente se va dejando ganar por la trama y el estilo. Hace expediciones en busca de Paula y no la encuentra, la gente que la conoce no quiere hablar de ella, se sugiere que tal vez estuvo involucrada en cuestiones políticas. En una de sus últimas incursiones en busca de Paula se queda en un barrio alejado del centro y, en una parada de colectivos solitaria en medio de la noche, se vuelve a encontrar con la joven del tren. Esta vez hablan y él le cuenta sus pesares, su frustración. Ella le cuenta un sueño maravilloso y en un momento lo mira a los ojos y le dice “Me gustaría ser Paula”. “La reina de las nieves” es uno de los grandes relatos de la literatura argentina del siglo XX
El libro sigue con “El instituto”, novela fechada en 1967. El tema es un viejo edificio en el que se enseña inglés, sus alumnos y, sobre todo, la profesora de inglés, que es dedicada y hermosa. El relato está dedicado a ese edificio y sobre todo a la ciudad. En la narrativa de Gandolfo los personajes suelen usar el transporte público y caminar la ciudad, es raro que anden en auto. A veces andan en bicicleta, como en “El instituto” y suelen comer es restoranes baratos platos bien hechos. Las inclemencias del tiempo son también importantes, y la ciudad, siempre la ciudad como personaje, como protagonista, la ciudad caminada, usada. En “El instituto” encontramos preocupaciones formales típicas de la época en que fue escrito, con cambios de narrador y de tiempos verbales, con capítulos en los que pueden pasar distintas cosas con distintos finales. Hay quien dijo que hasta la década del 90 importaban las cuestiones formales y que el siglo XXI es más contenidista. Puede ser cierta la hipótesis. En todo caso, en este relato están muchas de las preocupaciones formales de un joven narrador de los sesenta. Un buen relato, eficaz.
La novela breve que le sigue es “Caminando alrededor”, una de las mejores del volumen. También en primera persona, el relato narra la vida de un personaje que vive en un rascacielos abandonado por deficiencias en su construcción. Vive más allá del décimo piso y está de luto, por la muerte de su pareja. El relato está fechado en diciembre de 1970. Hay una sociedad envuelta en conflictos políticos y sociales, que el narrador observa con cierta indiferencia. Tiene un trabajo que ahora llamaríamos freelance, de tipear documentos a pedido de un hombre. Apenas un trabajo alimentario. Se junta con amigos y amigas y en una de esas juntadas descubre que hay unas hormigas que caminan en dos patas. El narrador se involucra con una pareja de militantes, que escapan de la policía y discuten de política. Es solidario y les da cobijo. El protagonista es el edificio, un edificio habitado por marginales, que da a una plaza y al que no entra luz porque está tapiado. Y la ciudad. De hecho, se pueden leer estas tres novelas breves de Gandolfo en sintonía con la Trilogía involuntaria de Mario Levrero, aquella de “El lugar”, “La ciudad” y “París”.
La novela que le sigue es “Rete Carótida”. Una novela de terror fechada en 1987 en la que una vieja prostituta, enorme, persigue al narrador y le pasa sobres con fotos al principio eróticas y después directamente pornográficas, y empieza a influir en la vida, en las relaciones del narrador-protagonista. Es el texto más breve del volumen y el encuentro final con Rete Carótida es de antología, un gran texto del género de terror en el Río de la Plata.
La novela que cierra el volumen, “Escamas, piel”, está fechada en 1991 y, como en “Rete Carótida”, también está ubicada claramente en Montevideo, y también bordea el género fantástico. Es, junto a “La reina de las nieves”, la mejor de un volumen de muy buenas novelas. Es la única que está narrada en tercera persona y cuenta la historia, la relación, de Berti e Irene, una chica extraña que vive en Ciudad Vieja y estudia medicina. Berti ─en él está enfocado el narrador─ se resiste a usar la palabra “amor” para describir la relación que tuvieron. Está magistralmente narrada la historia que empieza a partir de una conversación incidental que Berti escucha en un colectivo entre dos muchachos: “Me dejó enganchado”. Ese disparador lo lleva recordar la historia con Irene, en la que había una fuerte pulsión sexual, hasta el punto de llegar al terreno de lo fantástico y el terror. Es una novela compleja, en la que se narran muy bien los primeros acercamientos de la pareja y las escenas sexuales.
Elvio Gandolfo y estos relatos merecían una edición como esta y los lectores se lo agradecemos. Uno podrá decir, al terminar el libro: así se narraba en el siglo XX.